Ministro Fernández expone “Presente y Futuro de la Seguridad Ciudadana: ¿A dónde se dirige?”
Intervención realizada en el cierre del ciclo “Una gran conversación por Chile: Presente y futuro de la seguridad ciudadana”, organizado por el Ministerio del Interior y Seguridad Pública, y la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile.
Señor decano, autoridades, estimados alumnos.
Debo felicitar al departamento de Ciencias Penales especialmente, por el exitoso desarrollo de estas 12 sesiones del conversatorio sobre seguridad pública. Desde luego ya me referiré brevemente al contenido de la materia, pero desde luego se trata de un tema de extrema importancia en Chile, no sólo en Chile y en todas las encuestas y todas las actividades que se desarrollaron con ocasión del proceso constituyente, el tema seguridad aparece siempre.
No siempre en un sentido negativo, sino también en un sentido de esperanza o de demanda de la gente, pero quisiera señalar, acentuar, la importancia que tiene un experimento como el que se ha llevado a cabo. Una actividad universitaria sobre un tema público con el apoyo de una institución del Estado, es un doble meta que da cuenta, por lo además, como lo señalaba recién el señor decano, da cuenta del carácter público que tiene esta casa de estudios.
Ese es el sentido público de la universidad, no tanto lo que está en la norma, sino lo que se hace en la práctica y, por lo tanto. la Facultad se ha dado a una tarea como esta, a tratar el tema en toda su magnitud, con los actores más importantes y las opiniones más reputadas sobre el tema, de manera tan perseverante y completa, da cuenta efectivamente de la misión o la tarea pública que tiene la Universidad de Chile y esta Facultad de Derecho en especial.
Ahora bien, desde luego, el tema de seguridad visto ahora desde un sitial de autoridad pública sobre la materia, desde luego, el tema de seguridad es obvio decirlo pero hay que remarcarlo, es un tema muy amplio y muy complejo, por las múltiples dimensiones que abarca y es por eso que seguridad no sólo se usa en un sentido restringido, en este caso se le agrega seguridad pública, porque sin nada, sin ningún adjetivo, expresar seguridad en sí misma ya es esencial para la vida y desde luego para la vida en sociedad.
Fíjense ustedes que -perdón que haga una alusión personal- yo hace 40 años escribí mi tesis doctoral en Heidelberg sobre la seguridad nacional en América Latina, ese fue mi tema y donde debí dedicarme -en el primer capítulo- a abordar qué significa seguridad y fíjense que la expresión seguridad en todas las lenguas romance y de occidente significa exactamente lo mismo, además la misma palabra tiene una raíz etimológica parecida, no varía en los distintos lenguajes como otras expresiones, como otros conceptos, ¿y qué significa? Significa estar libre, sentirse libre de temor, eso es seguridad.
Entonces fíjense ustedes que la expresión seguridad, en su origen, tiene un carácter subjetivo, se le agrega lo objetivo, vamos a ver por qué, pero hay que partir por ahí, es un estado de ánimo, es un sentimiento, la seguridad, y por eso ocurre que aun dándose todas las condiciones de la denominada seguridad objetiva: policías, instituciones que funcionan, normas, estatutos jurídicos vigentes, aun así puede haber inseguridad. O alguien puede sentirse inseguro.
Entonces, por lo tanto, de ahí la complejidad de este tema y de ahí la complejidad de tener más financiamiento, políticas públicas, por más programas que se destinen a la seguridad, muchas veces no se logra, que se disipe o se mitigue una sensación, una atmósfera, de inseguridad, por eso es muy complejo el tema. Además, tiene una vigencia que va más allá del efectivo resultado de las políticas que se siguen, como que hay un rezago en esta sensación de inseguridad que dura un tiempo después.
Desde luego, desde el punto de vista de los regímenes políticos, el paso de una autocracia a una democracia, tiene una etapa que viviendo en democracia persiste la sensación de inseguridad propia de una autocracia. Por esta razón, porque tiene que ver con sentimientos, con una actitud subjetiva.
Entonces, por lo tanto, en términos concretos, por eso es tan importante cuando empíricamente se analiza la seguridad, el estado de la seguridad pública de un país, el nuestro, desde luego, está muy afectado por eso, hay que distinguir muy bien si lo que se está midiendo es la inseguridad subjetiva, que tiene esta importancia central, de la inseguridad objetiva, o sea, la victimización, como se señala en términos generales en las encuestas.
La victimización o la sensación de inseguridad, con los delitos verdaderamente cometidos o los daños verdaderamente acaecidos, independiente si se han denunciado o no. Ese es otro problema de las estadísticas, muchos dicen mire, “estamos midiendo lo que se ha denunciado”, mucha gente no confía en el aparato, ya nos vamos a referir también a la denominada cadena de seguridad, no tiene confianza en ella entonces por un delito menor no va a los tribunales o no va a la policía a denunciar, porque no confía en que se supere ese problema.
Entonces eso altera la estadística de la inseguridad objetiva, por lo tanto es muy importante de tener presente esta distinción de seguridad objetiva y subjetiva, que fue tratado en una de las sesiones del conversatorio en este ciclo. Yo me voy a referir a dos o tres temas más de seguridad, el presente y dos más para que no sea una lata y además tengo 20 minutos para hablar.
Entonces, permítanme agregar que respecto de este dualismo objetivo-subjetivo, también está otra materia que aparece después: está el tema cultural.
Yo recuerdo que hace unos años atrás fue asesinado el primer ministro sueco Olaf Palme en la calle, a la salida de un cine fue asesinado. Ahora, ese es un suceso en cualquier parte del mundo y Suecia que tiene fama de ser un país civilizado, estable y en materia de seguridad muy liberal, bueno, justamente andaba en una actividad privada, sin un aparato que lo cuidara y fue baleado.
¿Cuánto cambió Suecia con la muerte del primer ministro? Nada. ¿Por qué? porque hay una actitud cultural de nuevo, subjetivo, como sociedad, de sentirse seguros y decir ‘bueno, ocurrió, como ocurre, pero no nos volvamos locos con medidas extraordinarias, reduciendo las libertades, etc. Porque esto pasa, pero esto no va a cambiar lo sustancial en nuestra sociedad que es sentirse segura y confiada en sus instituciones.’ Entonces este es un elemento, un ejemplo que pongo respecto a este tema.
El segundo dualismo al que me quiero referir es el dualismo Estado-comunidad. O sea, esto también se vio en alguna de las sesiones de este ciclo. Desde luego, siempre se piensa, aunque se habla mucho de que la comunidad es importante para la organización de la sociedad, etc. Se habla mucho y en verdad parece ser –en nuestra sociedad al menos- que la confianza de nuestras instituciones; la policía, los jueces, ministerio público, etc.
Mano dura. Yo que me topo con el 15% que apoya al Gobierno, la gente me dice: “mano firme, ministro”. Entonces, ‘mano firme’ es positivo, me dan apoyo, pero buscan eso: buscan seguridad, protección, a eso atribuyen el Ministerio del interior, a cargo de poner orden, de poner mano firme. Entonces este rol de la comunidad organizada es visto como un agregado. Entonces, habría que poner hincapié que es muy importante.
No estamos hablando aquí del auto tutela, que es una exageración procesal. Estamos viendo aquí, es indispensable que la tarea de la policía, por ejemplo, se vea complementada con la organización de la sociedad.
Es imposible para, en lenguaje futbolístico –ya que hoy día tenemos un día de fútbol en Chile- en lenguaje futbolístico, es como el dilema de marcar en zona o marcar al hombre. Es imposible marcar al hombre en materia policial, que frente a cada casa, a cada domicilio, haya un policía o en la puerta de cada banco o de cada supermercado. Es imposible. O que siempre esté dando vueltas un auto en cada barrio de Chile.
Entonces, por lo tanto, la tarea de la cadena de seguridad institucional del Estado, o sea, la tarea del Estado, no puede llevarse a cabo sin el complemento de la conducta de la actividad de la sociedad. Tampoco estoy aquí, propiciando que la gente ande buscando delincuentes o sospechosos por todos lados, que lo ande viendo en cada persona que atraviese indebida y con una indumentaria rara, es un sospechosos y llamar a la policía ‘aquí hay un tipo raro, dando vueltas, vengan para acá’.
No se trata de eso, pero se trata de que la sociedad tiene que cooperar entre sí para que tengan seguridad en los barrios y las ciudades.
Ahora, esto de nuevo tiene que ver con cultura. La sociedad se organiza cuando existe un sentido, un sentido en la sociedad, un sentido cultural de comunidad, de vivir en común. Desgraciadamente estamos frente a una tendencia en nuestro país, a un marcado individualismo. La gente vive consigo mismo, no conoce a sus vecinos, no se organiza, tiene renuencia a meterse en cualquier tipo de organización y todo tipo de actividades.
Eso, discúlpenme, pero es una tarea de todos nosotros de romper esa tendencia, porque es muy importante, no sólo para seguridad, para cometer cualquier tarea como país es necesario tener sentido de comunidad, tener sentido de lo colectivo.
Por último, el tercer tema que yo quisiera hacer notar acá, muy importante y que también salió en el ciclo, es lo que se denomina en la terminología de este ciclo, pero también se habla en general de la ‘cadena institucional de la seguridad’.
Aquí, yo diría, haría apelaciones, veo a un fiscal. Haría una apelación: hay dos esfuerzos que hay que hacer aquí y eso es muy propio de un esfuerzo que también deben dar las facultades, las escuelas de Derecho.
Primero, una suerte de coordinación, una mayor concertación normativa o concordancia normativa en un marco sistémico. O sea, muchas veces la inseguridad o la sensación de inseguridad tienen que ver con una aparente o real falta de armonía de coordinación entre las instituciones que funcionan en esta cadena; el fiscal con la policía, el fiscal con el juez, la policía con ambos o entre sí.
Ahí hay un tema complicado, desde luego, por varios problemas que corresponden a nuestro deber aquí en las facultades de Derecho y a los órganos colegisladores, desde luego, porque hay una falta de concordancia en el tiempo de la evaluación en los cuerpos legales, ¿no es cierto? Nosotros partimos reformando lo procesal del sistema penal y después lo material. Todavía está en veremos.
El otro día me llegó un borrador del nuevo Código Penal, don Alfredo Etcheverry ha elaborado un propio Código Penal, pero en verdad eso se hizo al revés, debimos haber -estamos hablando de treinta o veinte años atrás- partido por lo material y después por lo procesal.
Entonces se producen desbarajustes. Es complicado. Después, hay una falta de armonía en el funcionamiento. Fíjense ustedes que, debiera haber, creo yo un protocolo que estableciera que, frente a cada hecho, el fiscal sepa a qué policía le va a encargar la investigación.
Eso no está. No está en la ley. Algunos me han dicho ‘no, eso es competencia administrativa, lo puede hacer, el fiscal nacional puede dictar una resolución en ese sentido’. A mí me parece dudoso eso. También podría establecerse un reglamento, una norma infra-legal pero formal para determinar exactamente qué tipo de delitos, qué tipo de policías entra en acción. Porque las dos policías tienen tareas distintas y tienen capacidades distintas, capacidades distintas de laboratorio, capacidades investigativas.
Entonces, por lo tanto, muchas veces falla por eso. Una investigación es parcial o tienen falencias porque fallan las capacidades que tienen la policía que no está interviniendo en el caso. Por eso aquí, la cadena de seguridad debe ser objeto de un buen balance, sin hacer una crítica destructiva, sino un buen balance en su totalidad, no separadamente. Para ver cómo funciona el engranaje en los casos concretos.
Voy terminando. Debo decir que, desde el punto de vista del Estado, para que no me esté corriendo, el Estado está haciendo enormes esfuerzos en mejorar su capacidad frente a la seguridad pública. Un enorme esfuerzo.
Yo, desde que estoy en el cargo, hace cuatro meses atrás, he sido parte de este esfuerzo y, desde luego, el Presupuesto –que se envió en la Ley de Presupuesto al Parlamento la semana pasada- hace un hincapié, no se redujo, que ya es algo, no se redujo en materia de seguridad, alcanza el 3,3% más o menos de todo el Presupuesto de Chile, es bastante alto, en total, como Ministerio y como policías.
Además, hay esfuerzos bien específicos que se están haciendo. Desde luego, sólo en el plano material, hay un compromiso que el próximo año, o sea, el próximo ejercicio presupuestario, va a aumentar en 250 vehículos la dotación de las policías y en mil carabineros.
Ahora, ustedes dirán ‘¿por qué no más?, más vehículos y más dotación?’ El problema es el siguiente: hay que formar la dotación y para formar mil carabineros más se necesitan mil plazas más, lugares donde duermen, donde estudian y profesores y personal que hay que sacar de la calle para auxiliar en la formación de eso. Entonces, no es tan fácil.
Por auto que se compra hay que asignar una dotación de seis personas o de ocho personas que van haciendo turnos para atender o manejar el auto. Entonces, tampoco es tan fácil de comprar y comprar vehículos. De hecho, si alguien va dentro (del vehículo) con la dotación que tenemos hay que sacar gente que está en otras tareas. Entonces, no es tan fácil el aumento de dotación y de materiales, pero se está haciendo.
Ahora, ¿para qué? Bueno, para lo que corresponde a la policía, que como vemos ahí, es lo último. Es la última parte, primero vienen todas las medidas preventivas, y en medidas preventivas el Ministerio del Interior y Seguridad Pública está haciendo mucho. Un solo ejemplo, en recuperación de espacios públicos, o sea, sitios eriazos, lugares abandonados, poblaciones o lugares por ahí, se iluminan y se recuperan, se convierten en lugares deportivos o de recuperación para la gente y eso ya previene y en eso se hace mucho.
La Subsecretaría de Prevención del Delito realiza contratos o convenios con municipalidades, para que ellos, las municipalidades usen los recursos en los lugares, en las actividades o en las áreas que ellos deciden, que pueden ser más proclives a aumentar la inseguridad de su gente. Eso demuestra que se hace, es bien complicado, pero es siempre poco.
Yo quiero terminar mis palabras señalando que esta iniciativa es muy ejemplar, lo que ustedes han hecho, y es muy útil para la tarea que realiza el Estado.
Le agradezco, por lo tanto, al decano, al Departamento de Ciencias Penales por este esfuerzo y desde luego, a los profesores y alumnos de esta escuela que siempre son y están muy motivados por el interés de Chile.
Muchas gracias.